sábado, 13 de noviembre de 2010
Me hice de una valla
En toda la semana no llegué a captar el conflicto, ni a resolverlo. Intenté otras puntas, otros amagues de salida . Algunos inciertos. Y había muchos cambios climáticos, mientras tanto. Para no contar los cambios de humor, de estabilidad o de ganas . Era así la cosa: veníamos mal en todo sentido, pero había alguna luz surgiendo de los astros que nos impulsaba a seguir llevándole agua a las plantas que se secaban con el calor desmesurado del sol. Y, por momentos, todo había pasado o ya era tarde para otra cosa, y así se calcinaban y se perdían cada una de las cosas, casi sin llegar a verlas. Quizá por eso, para recomponerme o para hacer algo mio, me apropié de una valla que me impedía a medias entrar a mi casa porque estaban arreglando la vereda y la habían puesto en cruz dificultando todo lo mio: mi gracia y mi contento de poder ir y venir libremente. Así que fuí y la traje....pero no todo me resultó fácil en ese intento: me quedé trabada en la escalera hacia la terraza. Pero yo ya me había empecinado, así que serruché las partes que impedían el paso y subí esa estructura que me gusta , sobre todo por eso: porque llegó desde la nada justo para que yo pueda transformarla en un jardín colgante en mi terraza. Y ahora si puedo sentir que cada cosa está en su lugar -jugando con otra.
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